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Introducción
Sin embargo la interrogante acerca de la posibilidad de encontrar evidencias de vida en otros mundos, nace en la época que se inicia la exploración del espacio. El gran hallazgo, en el año 1997, del descubrimiento de microorganismos fosilizados en un meteorito proveniente de Marte, permite pensar en la posibilidad de que en alguna época, millones de años atrás, el planeta rojo pudo albergar vida. A su vez con el descubrimiento de un océano subsuperficial de una luna de Júpiter, Europa, se puede especular la posibilidad de que dicho lugar contenga vida, al menos en forma primitiva.(Silverg 2000)
Con todo esto y mucho más (y mucho más que falta por conocer) no está todo claro. No resulta tan difícil la idea de imaginar hombres verdes de pequeño tamaño con ojos grandes y cabezas enormes que hayan logrado consolidar una civilización enormemente más rica en tecnología (con instrumentos imposibles de imaginar por una mente terrícola) que la nuestra , con la capacidad de comunicarse por telepatía, viajando en "automóviles aéreos", etc. En fin todo lo que pueda ser pensado y plasmado por un director de cine de ciencia ficción o mejor aún todo lo imaginable por un brillante escritor de ciencia ficción. Sin embargo resulta un poco más compleja o tal vez menos pensada la idea de encontrar vida extraterrestre del tipo bacteriano o algo por el estilo, semejante a la que se pudiera encontrar en este planeta. Tomando en cuenta esta posibilidad puede resultar importante o tal vez necesario partir por conocer y entender las complejas formas de vida que llevan los organismos que habitan en ambientes extremos. El fin último de esta empresa es poder responder con claridad y cierta exactitud "la pregunta del millón", ¿cuales son los requerimientos químicos, físicos, quimico-físicos y biológicos básicos y mínimos que debe tener algún posible planeta o un ambiente determinado para que la vida pueda ser sustentada?. Por ejemplo, Sagan y Salpeter han especulado sobre un posible nicho ecológico mínimo: quizá nubes de agua, moléculas orgánicas simples y abundantes fuentes de energía suficientes para la vida, sin ser esencial una superficie sólida o liquida.(Chyba 1997).
En general todas las propuestas concuerdan en que las condición mínimas para sustentar la vida es la presencia de agua líquida y fuentes energéticas suficientes y perdurables en el tiempo. Para cumplir con estos cometidos científicos han introducido un concepto que engloba todas las condiciones mínimas necesarias, la Zona Habitable (ZH).
Para abordar este tema y mucho más, a surgido una nueva disciplina científica: el estudio de como la vida puede aparecer a lo largo del universo. Por muchos años, NASA a realizado investigaciones en exobiología (el estudio de la potencial existencia de vida en otros planetas), comenzado con misiones como el "Viking", el que tomó muestras del suelo marciano para encontrar rastros de vida microbiana. Todo este trabajo es complementado con estudios sobre vida en ambientes extremos y biología evolutiva.(Lawler 1998)
En este
contexto, el objetivo de este trabajo es hacer una breve revisión acerca de
algunos temas y argumentos puntuales que permitan esbozar una respuesta o
simplemente reflexionar acerca de los requerimientos necesarios para la
aparición de vida fuere de este planeta, tratando de abolir el mito que pone a
la Tierra como el único refugiointerestelar para la vida.
Requerimientos
mínimos
Lo interesante de la idea, es que esta pregunta puede formularse tanto para entender la aparición de vida en la Tierra, como también para especular sobre la posible aparición o existencia de vida extraterrestre. Lo más interesante aún es que esta misma pregunta puede no tener la misma respuesta si hablamos de vida terrícola o de vida "extraterrícola".
Las leyes físicas y sus constantes asociadas, son uno de los factores más importantes de considerar en el tema de los requerimientos esenciales para la vida. La idea de que las leyes físicas universales están adaptadas a la aparición y existencia de la vida no es nueva. En 1913, L.J. Henderson postula que muchas substancias como el agua, tienen precisamente las propiedades requeridas si y sólo si, la vida existe.(Maynard y Szathmáry 1996)
Una tendencia que tiene mucha popularidad dentro del grupo de los cosmólogos es el principio antrópico. Éste se soporta en la idea de que las leyes físicas pueden ser explicadas por el echo de que existen observadores inteligentes aptos para discutir sobre ellas. Si esto es cierto, podemos decir entonces "que estamos aquí, porque estamos aquí", lo que conlleva a pensar que el estudio de la evolución sería trivial o simplemente fútil.
Las preguntas que surgen, han determinado la aparición de una nueva tendencia. Ésta se basa en que las constantes físicas sólo tiene los valores requeridos para asegurar que el Universo contenga estrellas con planetas capaces de soportar vida inteligente (principio antrópico cosmológico). La postura más radical propuesta por Carter, en 1974, condiciona que el Universo debe tener propiedades que permitan a la vida desarrollarse en alguna etapa de su historia. La interpretación más simple es la presencia de un creador todo poderoso, empero esta interpretación, como diría Popper, se encuentra fuere de ciencia verdadera. Ahora, dentro de la de los márgenes científicos, existen dos interpretaciones posibles. La primera dice que existe sólo un Universo posible y que sus constantes físicas provienen de una "teoría universal del todo". La segunda, propone la existencia de varios Universos alternativos posibles, lo que implica un rol muy importante del observador.(Maynard y Szathmáry 1996)
Este modelo resulta interesante, pero como a muchos, no convence por la razón de omitir el proceso de selección natural, el cual resulta necesario e incluso intrínseco a la aparición de la vida y su interacción con ambiente (si se quiere ver con ojos de la evolución).
Otra manera alternativa y tal vez más atractiva de explicar los valores de las constantes físicas es la propuesta por Smolin, en 1992, la que sugiere que dichos valores están determinados por un proceso de selección natural cosmológico. (Maynard y Szathmáry 1996). A grandes rasgos, este modelo propone que la parición de un agujero negro, corresponde a la formación de un nuevo Universo paralelo, separado del Universo parental. Estas posibles variaciones proporcionan la variabilidad y los rasgos heredables que se requieren en un proceso de selección natural, así el "fitness" Universal estará asociado al número de agujeros negros producidos. Luego, cualquier cambio en los valores de las constantes reducirá este número. Siendo el fitness la propiedad maximizada por la selección natural, las constantes físicas necesitaran maximizar la aparición de agujeros negros lo que corresponde a la aparición de nuevas estrellas, nuevos planetas y quizá nuevos observadores. Esto sustenta la idea de que las constantes físicas están adaptadas a la aparición de inteligencia.
Dentro del contexto cosmológico es interesante especular sobre como el concepto de Zona Habitable y la naturaleza de los planetas pueden actuar como condicionantes esencial y si se quiere mínimos para la aparición de vida, ya que el ambiente planetario puede considerarse como una "placa de petri" que provee del ambiente necesario para el desarrollo de la vida.(Black 1996)
El concepto central dentro del Sistema Solar, respecto a las necesidades para la vida, es la Zona Habitable (ZH). Esta, corresponde a una región determinada del espacio, la que tiene como centro una estrella puntual (como el Sol), donde las fronteras internas y externas son originalmente definidas por la distancia a la cual el agua se mantiene líquida permitiendo su ebullición y congelamiento respectivamente. Esta definición tiene como premisa el supuesto de que el agua es la base de la vida y que las condiciones de la superficie de los planetas que caen en esta región permiten la supervivencia de organismos simples (como bacterias), no siendo compatibles para la existencia de formas más complejos.(Black 1996)
Modelos más realistas reflejan el echo de que los planetas habitables probablemente tengas climas y atmósferas dinámicos. Luego las fronteras de la ZH estarán ubicadas a distancias donde el efecto "greenhouse" pueda ocurrir (interna) y a su vez, donde la nube de CO2 pueda aumentar suficientemente el albedo planetario como para llevar la temperatura bajo el punto de congelación del agua (externa). Por ejemplo, las ZH para estrellas de 0.5, 1 y 1.5 la masa solar serán 0.2-0.4, 0.82-1.4 y 1.7-2.8 la distancia de la Tierra al Sol, respectivamente.(Black 1996)
Para estimar la posibilidad cierta de encontrar planetas dentro de la ZH, en un sistema solar cualquiera, se ha trabajado con modelos teóricos los cuales consideran características físicas determinadas de los cuerpos estelares y aspectos cruciales en la formación de los planetas. Dole (1964, 1970) fue el primero en examinar lo que se conocía acerca de las condiciones necesarias para la existencia y evolución de la vida, en el contexto de la formación de los planetas y su evolución. Un caso particular más reciente es el de Wetherill (1996), que usando códigos numéricos ha realizado alrededor de quinientas simulaciones de la formación planetaria para el límite interior de la ZH. Este estudio enfoca su atención en cuatro atributos esenciales para la formación del sistema: la masa de la estrella central, la distribución de la densidad de la superficie de los embriones planetarios a una distancia de 1 AU (distancia de la Tierra al Sol), la dependencia radial que tiene la densidad de los sólidos en la superficie, y la posición y presencia de planetas gigantes de gas. Con estos factores fijos se observa una pequeña dependencia entre la formación de planetas, a la distancia considerada (0.5 a 1.5 AU), y la masa de la estrella central. Muchos de los sistemas presentan planetas con masas semejantes a la de Mercurio en la región considerada entre 0.5 a 3 AU. Los planetas más masivos tienden a concentrarse a 1 AU teniendo masa comparables a la de la Tierra. Esto se interpreta como la probabilidad más alta de encontrar al menos un planeta en la ZH suponiendo que la estrella central se de tamaño similar a la del Sol. Sin embargo, estos presentan masas sólo semejantes a la de Mercurio).(Black 1996)
Todas las simulaciones anteriores asumen que los planetas gigantes (de masa como las de Júpiter y Saturno) se encuentran en la misma posición actual dentro del Sistema Solar. Si se quita este supuesto, gran cantidad de planetas con masas como la terrestre se forman a distancias mucho mayores, lo que demuestra que su formación no está determinada por la interacción gravitacional proveniente de los planetas gigantes. Luego el aumento en el número de planetas en la ZH, está determinado particularmente por la presencia de estrellas centrales más masivas.(Black 1996)
La aplicación inmediata de estas simulaciones, es la posibilidad razonable de encontrar planetas capaces de sustentar vida, en sistemas que presenten una estrella central de masa parecida a la del Sol.(Black 1996)
A consecuencia de los avances en la modelación del proceso de la formación de los planetas, resulta necesario enfatizar en el rol que cumplen el clima y la atmósfera en la existencia de la vida. En la Tierra, por ejemplo, a pesar de que es posible estimar que la formación de océanos y de la atmósfera fue temprana, con la presencia de un clima de temperaturas elevadas, las variaciones en la temperatura de la superficie a lo largo del tiempo son altamente desconocidas. El estado redox del manto y la acción de cuerpos espaciales que impacten en la atmósfera podrían haber determinado que dicha atmósfera fuera muy delgada o que fuera disminuyendo su grosor a causa de las colisiones. La composición del agua de mar y el estado redox podrían haber gobernado en los inicios a través de la circulación de sistemas hidrotermales, en este contexto planetario, la vida emerge aproximadamente 3.5 mil millones de años atrás.(Chang 1999)
Iguales condiciones para la evolución prebiotica pudieron haber existido hace 4.4 mil millones de años atrás. Sin embargo, estas condiciones fueron interrumpidas por perturbaciones de corto plazo, causadas por la disminución en el flujo de colisiones con la atmósfera. Materias orgánicas que sobrevivieran a los impactos o se sintetizaran en estos, podrían servir para argumentar la "invención" de los compuestos producidos endogenamente en la superficie. No obstante, todas las estimaciones de las tasas de sobrevivencia y síntesis de las colisiones son altamente inciertas. Si la materia orgánica se formara en la atmósfera, la productividad en la atmósfera, sería órdenes de magnitud menor que si estuviera dominada por la forma gaseosa reducida del carbono.(Chang 1999). Si la atmósfera hubiera disminuido sólo levemente, la aparente falta de fuentes atmosféricas de cianuro de hidrógeno, formaldehído y amonio presentaría un serio reto para la teoría de la evolución prebiotica, la que necesita esos intermediarios químicos claves para la síntesis de compuestos orgánicos más complejos. (Chang 1999)
Otro ejemplo que ayuda a visualizar el rol de la atmósfera y el clima asociado es: durante la formación de los planetas, rocas y hielos del tamaño de la Tierra son expulsados del Sistema Solar. Estos cuerpos pueden conservar atmósferas ricas en hidrógeno molecular, el cual en frío pude tener una presión basal de 102 a 104 bars. La opacidad infrarroja inducida por la presión del H2, puede prevenir que estos cuerpos eliminen el calor interno producido por la radioactividad, a no ser que se desarrolle una extensa atmósfera conectiva diabética (la que no pierde ni gana calor). Esto sugiere que, a pesar de que la temperatura efectiva del cuerpo rodee los 30º K, la temperatura de su superficie puede superar el punto de fusión del agua, transformándose en un hogar potencial para la vida.(Stevenson 1999)
Si esto es así, al parecer es posible encontrar cuerpos o quizá planetas con aguas oceánicas, contenidas en un centro planetario rocoso, en el espacio interestelar. Luego es posible esperar que dichos cuerpos posean fenómenos de volcanismo y un campo magnético generado dinámicamente, estableciendo un óptimo desarrollo de la magnetomósfera. Si la vida puede desarrollarse y subsistir sin la luz solar (pero con fuentes de energía como el volcanismo), estos cuerpos pueden proveer de un ambiente estable para la vida (suponiendo que la temperatura interna decaiga a una escala de mil millones de años).(Stevenson 1999)
Para que un cuerpo como la Tierra pueda conservar una atmósfera y mantener un clima favorable para la vida, requiere la presencia de gravedad. Para entender los efectos que tiene este fenómeno sobre la evolución de la vida (pensando que esta podría ser uno de los requerimientos mínimos) existen estudios en microgravedad. Por ejemplo, se conoce que durante ciertos periodos críticos, la gravedad es necesaria para el desarrollo de los reflejos moto-vestibulares en ranas y ratas. Sin embargo, existen evidencias de que la vida puede tomar curso en microgravedad incluso en organismos superiores. Este es el caso de medaka, el primer vertebrado que es capaz de poner huevos que se desarrollan en individuos de vida libre en microgravedad.(Wassersug 1999)
Otro ejemplo es el caso del trigo, esta es la primera especie que se desarrolla a partir de semillas que fueron reclutadas en microgravedad. De este ejemplo nace un problema importante, el comportamiento del agua en condiciones de poca gravedad. La forma granular que adopta el agua puede impedir una óptima hidratación de la raíz. Además la capilaridad, a falta de la oposición que ejerce la gravedad, puede provocar la formación de películas de fluido que bloqueen la difusión gaseosa y limiten el oxígeno que debe llegar a la raíz. Incluso semillas que germinen en microgravedad, pueden afixiarse fácilmente. (Wassersug 1999)
La busque de vida en el espacio toma fuerza en los últimos años. Esto gracias a los hallazgos como el descubrimiento de microorganismos fosilizados provenientes de Marte o el descubrimiento de lunas con las condiciones para acunar a la vida. Esto hace reflexionar acerca de las características de estos ambientes lejanos y sus implicancias sobre el desarrollo de la vida. Siendo ejemplos puntuales (empíricos por decirlo así) toman gran relevancia en el contexto de la búsqueda de los requerimientos básicos para la aparición de la vida, tratando de encontrar las los fundamentos que permitirían o permitieron la aparición de esta en esos lugares concretos.
Algunas características del planeta rojo son interesantes de conocer, por el echo de encontrarse casi en los límites de la ZH. Resientes observaciones de la superficie de Marte han demostrado la presencia de una red de valles. Este es un sistema ramificado de unos cientos de metros de profundidad y un kilómetro de largo, que ocurre exclusivamente en superficies de al rededor de 3.5 mil millones de años de antigüedad. Estos se asemeja a valles presentes en la Tierra, los cuales se forman a consecuencia de las precipitaciones, lo que puede utilizarse como evidencia para argumentar la presencia de agua líquida sobre la superficie de Marte hace unos 3.5 a 4 mil millones de años atrás.(Jakosky 1999)
Existen también evidencias de anomalías asociadas a remanentes de magnetismo. Estas pudieron formarse durante el enfriamiento de los materiales crustosos en la presencia de un campo magnético intrínseco de escala global. Casi la totalidad de estas anomalías se encuentran en las regiones más antiguas de planeta, lo que sugiere la presencia de un campo magnético intrínseco ancestral, comparable en fuerza al de la Tierra.(Jakosky 1999)
Otro dato remarcable es la presencia de una gran cantidad de cristales de hematita. La hematita es un mineral que sólo se forma en sistemas acuosos de altas temperaturas, lo que se transforma en gran evidencia para la existencia de sistemas hidrotermales. Energía geoquímica es abundante en estos sistemas y el estado oxidativo de estos permite la formación de moléculas orgánicas que están involucradas en los procesos que entregan la energía requerida para la construcción de células. Han sido presentadas evidencias que soportan la posibilidad de encontrar minerales en la superficie marciana. De aquí, es importante remarcar que la presencia de basalto sería fundamental para la posible biota, ya que la energía producida en las reacciones químicas asociadas al basalto son las que permitan soportar la vida.(Jakosky 1999). Estos argumentos muestran la relación que puede existir entre la posible vida marciana y la presencia de agua líquida.
Investigaciones recientes han demostrado que no sólo los planetas son capaces de soportar vida, las lunas toman un papel importante en este tema. Algunas de las lunas rocosas que orbitan al rededor de planetas gigantes extrasolares tienen la posibilidad de ser habitadas sólo si: poseen el tamaño suficiente (> 0.12 la masa de la Tierra) lo que les permitiría mantener una atmósfera sustancial por más mil millones de años, y si el sistema luna-planeta al que pertenecen se encuentra asociados a una estrella central que permita la existencia de una ZH. Ejemplos que satisfacen estos argumentos son la composiciones estelares 16 Cygni B y 47 Ursea Mayoris, las cuales pueden considerares como posibles albergues de vida extraterrestre.(Williams et al 1997)
En nuestros Sistema Solar, existen evidencias de que Europa (luna que orbita Júpiter) presenta un océano completo bajo su superficie congelada y la posible presencia de regiones dentro del rango que permite la adaptación de organismos antárticos terrestres. Europa, uno de los primeros candidatos para ser el segundo ambiente habitable por la vida dentro del Sistema Solar, contradictoriamente sólo posee al rededor de un décimo de la masa de Marte y casi no posee atmósfera.(Chyba 1997)
Entonces podemos aventurarnos y proponer un patrón general. Tomando como supuesto fundamental el echo de que la vida, donde sea que esta se encuentre sigue las reglas existentes en la Tierra, es decir que su aparición está sujeta a los mismos requerimientos esenciales que en el planeta azul, las expediciones y exploraciones del espacio que tengan como fin encontrar vida extraterrestre, sólo necesitan enfocar sus esfuerzos en la búsqueda de planetas o ambientes que permitan la presencia de agua líquida.(Vogel 1999).Y ambientes en fases transitorias de estados gaseosos, líquidos y sólidos parecen ser altamente favorables para la evolución prebiótica y el origen de la vida, pudiendo proveer de fuentes sustentables de energía.(Chang 1999)
Como en el ejemplo de Europa, es posible encontrar o más bien diseñar analogías entre supuestas condiciones ambientales extraterrestres e incluso extrasolares con ambientes extremos presentes en la Tierra. Esto permite la suposición de que, si es posible encontrar rasgos de vida en estos ambientes extremos, se puede extrapolar la presencia de sistemas vivientes semejantes a distancias lejanas. Esta idea se soporta con argumentos referidos la existencia de vidas habitando en lugares carentes de algún elemento supuestamente fundamental para la evolución de la vida en general. Por ejemplo, recientes estudios han documentado la existencia de colonias bacterianas viviendo bajo tierra a más de un kilómetro de profundidad "incrustadas" en rocas de basalto. Estos microbios aprovechan la energía proveniente del hidrógeno generado en la reacción entre los minerales ricos en acero que ocurren en el basalto, rocas volcánicas y el agua del suelo. Las bacterias "comedoras de hidrógeno" no son nuevas, sin embargo las descubiertas anteriormente requieren de otros organismos que les proporcionen el hidrógeno o requieren de oxígeno para metabolizarlo.(Kaiser 1995). La roca bajo los continentes no es el único ambiente profundo donde se ha encontrado vida. Existen bacterias que habitan bajo cordones volcánicos medioceánicos (de más de 60000 kilómetros de largo) que rodean al planeta. Estas a su vez forman parte del ecosistema que vive a altas temperaturas en las en las surgencias de sulfuro.(Kerr 1997) Esto permite pensar sobre la posibilidad de que la energía solar no sea fundamental para la mantención de vida.
Para algunos científicos la única limitante es la temperatura. Hasta el momento, el organismo termofílico más extremo que se conoce habitan en ambientes con temperaturas superiores a los 113º C.(Kerr 1997)
Con estos pocos ejemplos ya se puede especular acerca de las grandes posibilidades que presentan las formas vivientes (para su mantención), lo que conduce al problema de que tal vez no exista un sólo "kit" de requerimientos esenciales para la aparición de la vida, sino que probablemente sea un "conjunto de kits" el que gobierne los orígenes de la vida, teniendo la capacidad dinámica de funcionar como "grupos individuales" o como "grupos de grupos", posiblemente combinables al azar o de forma intencionada, dependiendo de simplemente de la circunstancialidad de lo requerido.
Claro está
que los posible fósiles marcianos, un océano en un luna de Júpiter, planetas
orbitando otras estrellas y la evidencia de vida bajo la superficie terrestre
han revitalizado el debate esotérico acerca de como la vida puede adaptarse a
condiciones extremas y así imaginar vida fuera de los límites de la
atmósfera.(Lawler1998).
La afirmación que surge de inmediato, es que las "cosas" que tiene que tener un determinado mundo para que sea habitable, depende directamente de quien será el que lo habite. Esto por la sencilla razón de que no todo organismo viviente debe requerir de las mismas "cosas" para su subsistencia (pensando en que la evolución de la vida surja de varios focos puntuales, al contrario de lo propuesto anteriormente).
La pregunta que entonces resulta evidente, ¿Qué es vida? ¿Qué parámetros tenemos para definir vida?. Pensando estrictamente, la vida como concepto es una invención del hombre. El tener conciencia de uno mismo es un tema bastante complicado e interesante, pero me limito sólo a nombrarlo con el fin de preguntarme, ¿Podrá existir "seres" con conciencias de si mismos, estructurados energéticamente de formas inimaginables por la mente humana? (seres que estén constituidos por energía que el hombre sea incapaz de comprender). Y si así fuera, ¿Cómo podríamos recocerlos?, ¿Seríamos capaces si quiera de notar su presencia?, tal vez es necesario primero reflexionar sobre el echo de que es lo que hay que buscar.
Tal vez, para "encontrar" seres absolutamente diferentes a la vida terrestre sea necesario viajar a otra universo (como los que propone Smolin), universos paralelos inimaginables para la mente humana, con constantes físicas de naturaleza diferente que las nuestras, lo que podría implicar incluso que ese "universo" entero esté fundado en una en un concepto absolutamente diferente al de la materia. Sin embargo para poder entrar en algún lugar como ese, es necesario primero ser capaces de olvidar nuestros "sistemas formales" que limitan nuestra percepción y así poder aproximarse al nuevo "universo" que se nos presente.
Sin embargo, el esfuerzo de buscar vida fuera de nuestro planeta es en extremo interesante, imaginar que "este tipo de vida que vivimos" no sólo existe en la tierra sino que sea posible de encontrar dispersa por todo el universo que nos contiene. Para esto resulta importante tratar de reconocer cuales son los límites de la vida.
Podemos suponer que el límite da la vida se restringe a cuan pequeña puede ser una célula autoreplicante. Asumiendo que una célula requiere de DNA y ribosomas para producir proteínas, la esfera celular no podrá ser mucho menor que 200 nm de diámetro, lo que equivale alrededor de un décimo del diámetro de E. coli. Un destacado biólogo celular, C. Duve, dice que esto no es compatible con la vida. Si embargo se ha reportado el descubrimiento de bacterias con dimensiones parecidas a los 30 nm, a las cuales se llamó "nannobacterias". Los fósiles bacterianos provenientes de Marte presentan dimensiones tan pequeñas como 20 a 100 nm, más el reporte de bacterias de 100 nm presentes en cultivos de sangre humana son las denominadas "nanobacterias".(Vogel 1998)
No obstante existe la posibilidad de que estas dimensiones no permitan tener el suficiente espacio para el set básico de genes necesarios para la vida. Pensando en esto, científicos han determinado que , para que una célula sea autoreplicativa, se requieren al menos 250 genes. El DNA inmerso en 250 genes sólo necesita una esfera de 100 nm de diámetro, a esto hay que agregar el espacio necesario para los ribosomas (20 nm). Luego, para el DNA que permite autoreplicarse y las reacciones químicas de la célula, son necesarios unos 200 nm como mínimo.(Vogel 1998)
No obstante, antes del DNA, ribosomas y proteínas debió existir formas de vida más simples. Con una simple moléculas capaz de autoreplicarse y catalizar esta reacción, como es el RNA, una célula podría necesitar mucho menos volumen que el antes mencionado. Una esfera de 50 nm podría contener confortablemente 50 o quizá más moléculas catalíticas necesarias para ser autoreplicativa y el metabolismo básico intrínseco de una célula, con el espacio suficiente como para que ocurran las reacciones químicas necesarias.(Vogel 1998)
Toda la
evidencia que existe acerca de las posibilidades de encontrar vida en regiones
lejanas a la Tierra, ya sea a través de modelos teóricos u observaciones
astronómicas, y los descubrimientos de formas vivientes que habitan en
ambientes extremos, permiten especular con argumentos bien fundados, acerca de
cuales serían los posibles requerimientos básicos y mínimos para la
aparición y evolución (en etapas muy temprana) de la vida, tanto en la Tierra
como a largo y ancho de todo el Universo.
Imágenes
Referencias
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CHYBA C (1997) Life on the other moon. Natura 385: 201.
JAKOSKY B (1999) Water, Climate, and Life. Science 283: 648-649.
KAISER J (1995) Can Deep Bacteria Live on Nothing But Rocks and Water?. Science 270: 377.
KERR R (1997) Life Goes to Extreme in the Deep Earth—and Elsewhere?. Science 276: 703-704.
LAWLER A (1998) Ames Tackles the Riddle of Life. Science 279: 1840-1841.
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SILBERG R (2000) Pluto Story. Nature 403: 367.
STEVENSON D (1999) Life-sustainig planets in interstellar space?. Nature 400: 32.
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WILLIAMS D. J KASTING & R WADE (1997) Habitable moons around extrasolar giant planets. Nature 385: 234-235.
Algunos Links
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Actualizado Julio 2000.
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